PERSÉFONE (Περσεφόνη)
Diosa de los Infiernos y compañera (por ser finos y no decir
novia o con la que… jugaba al Monopoly) de Hades, era hija de Zeus y Deméter,
lo que ya tenía salseo por sí mismo ya que estos dos eran hermanos…
Pero
algunos griegos, muy correctos ellos, crearon otra versión que decía que su
madre en realidad era Éstige, una ninfa del río infernal (pero nadie se lo
cree).
Perséfone fue una niña normal que cuando creció y le
regalaron su primer Smartphone se hizo adicta al Instagram y al Snapchat. Para
hacer fotos casuales y bonitas, de estas de ‘no miro a la cámara como si me
pillaran desprevenida pero en realidad estoy posando’, se fue un día con unas
ninfas al llano de Enna en Silicia, un campo lleno de flores perfecto y que
quedaría fabuloso con los filtros del Insta.
En medio de la sesión de fotografía, Hades raptó a Perséfone
porque estaba enamorado de ella. Cabe destacar que era su tío… Vamos que estos
llevaban el incesto en la sangre, nunca mejor dicho. Pero esto puede empeorar
más: ¡el secuestro fue con el consentimiento de Zeus! Mucho Dios valiente y rey
del Olimpo y blablabla, pero mal padre era un rato, porque su madre Deméter no
estaba en ese momento. La pobre mujer se llevó el disgusto al volver del
Carrefour; tanto, que Zeus mandó a Hades que devolviera a su hija (vamos, lo
normal, ¿no? ‘Oye tío, que la parienta no quiere que te lleves a la niña,
devuélvemela anda’, le dijo por whatsapp. Porque claro, una hija es como una
camiseta que se presta… Estos griegos…). Pero había un problema: Perséfone
había comido un grano de granada en el inframundo, lo que la encadenaba para
siempre al Infierno (las teorías dicen que lo hizo por tentación o por
ignorancia de las consecuencias, ¿pero no pudo simplemente ser por hambre?).
Pero para que ambas partes salieran bien del asunto, Zeus distribuyó el tiempo
entre los dos mundos. Así, Perséfone pasaba medio año con Hades y medio con su
familia.
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Escultura del secuestro de Hades a Perséfone. |
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